sábado, 4 de septiembre de 2010

Educando con sentimientos

Las personas con una educación afectiva se muestran más satisfechas, capaces de demostrar sus sentimientos; contrario a las personas que no logran dominar su vida emocional, tienen ciertos debates internos que no les permite relacionarse con otros, no tienen la misma capacidad de exteriorizar sus sentimientos y pensamientos.
Desde comienzo del siglo XX, se difundió mucho que el coeficiente intelectual era decisivo en la vida de una persona. Con fortuna esto entró en crisis hace ya algunos años, está claro que poseer un elevado coeficiente intelectual puede predecir el éxito académico, pero no es garantía de que tenga éxito profesional y mucho menos una vida feliz.
Se debe contar con otras capacidades como autocontrol, equilibrio emocional, capacidad de motivarse, talento social, optimismo, capacidad de comprender a otros.
Recuerdo hace unos años, conocí a una licenciada que comentaba que en los días que amanecía triste, decaida o melancólica se levantaba y se paraba frente al espejo y se decía: "Qué pasa, tu eres bella y felíz , levanta esos ánimos", eso era suficiente para iniciar un nuevo día dispuesta a sonreir, esa era la forma que ella  usaba para  automotivarse .
No todas las personas poseemos esa actitud pero debemos prestar atención a la capacidad emocional que tenemos y no permitir que un día nublado nos aturde, cambie nuestro humor o ánimo y que la actitud de otros influye en la nuestra, no volvernos insensibles ante lo que pasa a nuestro alrededor.
No se trata de sustituir la cabeza por el corazón, se trata más bien de conciliar tanto en nuestra vida familiar, de trabajo, de estudio y en todas nuestras relaciones humanas.
En la últimas decadas la sociedad se ha visto amenazada con la drogadicción, el alcoholismo, embarazos de adolescentes, fracaso escolar, en la mayoría de los casos el problema está en la crisis afectiva que atraviesan las personas y que las lleva a buscar refugios equivocados.
Para evitar que todo esto suceda en la vida de nuestros seres más amados, debemos educar a nuestros hijos y descendientes, más que la educación formativa debemos educar sus sentimientos y enseñarles a ser  honestos, sensibles, humildes, bondadosos, amables, cariñosos, etc. que aprendan a exteriorizar sus sentimientos y deseos, así como respetar y amar a los demás.